5.12.21

"Tàpies. La realidad en primer plano" o la obra del artista en las décadas de 1960 y 1970


La producción de Tàpies de las décadas de 1960 y 1970 se caracteriza tanto por la consolidación del lenguaje de las “pinturas matéricas”, que había iniciado hacia 1954-1955, como por la apuesta decidida por incorporar el objeto en las obras. La realidad tomaba el primer plano, tal como empezaba a proclamar a finales de la década de 1950 una nueva generación de artistas en reacción al informalismo y al expresionismo abstracto predominantes a lo largo de las dos décadas anteriores.

El interés de Tàpies por los materiales es una constante desde el inicio de su trayectoria en la década de 1940. Su atención se dirigía a los materiales no pictóricos y a los objetos extraídos de su entorno cotidiano, corrientes, pobres, y humildes. Pero si en un primer momento estos materiales y objetos se debían interpretar desde una perspectiva simbolista que ponía énfasis en la metáfora, la alegoría y el mito, a partir de la segunda mitad de la década de 1950 adoptaron una dimensión concreta. A pesar de que la obra de madurez de Tàpies se etiquetó como informalista y abstracta, de hecho apelaba de forma directa a la realidad, dado que los materiales dejaban de estar sometidos a una idea para ser la idea misma, es decir, la forma y la materia coincidían. La tela ya no era la ventana que dejaba ver a través, sino que se había convertido en un muro.

A finales de la década de 1950 y a principios de la década de 1960, la influencia de Marcel Duchamp se hizo sentir en aquella generación de artistas que, como Tàpies, buscaban nuevas formas de expresión que ampliaran la noción de realismo. Si los readymade señalaban el impacto de la industrialización en la obra de arte, desdibujando los límites entre las categorías clásicas de pintura y escultura, ahora Duchamp ponía de manifiesto la brecha existente entre el artista y el espectador, dejando en manos de este último la compleción de la obra, y abriendo las posibilidades y la definición del acto creativo. En este contexto, tanto en Europa como en los Estados Unidos, se produjeron una serie de propuestas en una extensa gama de nuevos formatos que se englobarían bajo el término de Nuevo Realismo y que irían des de la intención de convertir la pintura en un tipo de objeto, o de sustituirla por un objeto, hasta las acciones-espectáculo (happenings y performances), pasando por el décollage o manipulación de carteles arrancados.

En la década de 1960 y, sobre todo, a partir de 1970, la presencia de objetos en la obra de Tàpies se acentuó de manera exponencial, a la vez que, con las primeras escenografías, el artista se vinculaba con la acción teatral. Tàpies centraba su interés en objetos usados –muebles viejos, utensilios domésticos, ropa sucia– que reflejaban las huellas del paso del tiempo y de la acción humana. Son objetos reales y ordinarios que hacen referencia al mundo cotidiano, son antimodernos a sabiendas, y su elección implica un rechazo de la sociedad de consumo. Algunas voces de la literatura crítica de Tàpies hicieron constar que el trabajo de Tàpies con objetos y materiales pobres anticipaba algunos rasgos que serían comunes entre el heterogéneo grupo de artistas que a partir de 1967 se englobaría bajo el nombre de “arte povera”, o incluso entre las propuestas postminimalistas formuladas de manera oficial desde 1969 –si bien el término no fue acuñado hasta 1971–. Sin embargo, a pesar de las concomitancias que se puedan establecer, a diferencia de estos artistas Tàpies integraba los objetos a su lenguaje artístico interviniendo casi siempre y dejando ver su impronta, su gesto, imprimiendo su sello.

Museo: 
Fundació Antoni Tàpies
Barcelona, Cataluña

Tàpies. La realidad en primer plano
18.06.2021 – 20.02.2022
Comisariado: Núria Homs


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